La municipalidad – y lo digo en general en todo el Perú- se ha convertido, haciendo una simple comparación, con el cuento de Ali- Baba y los 40 ladrones; pero en este caso no existen 40 ladrones, sino es uno o un grupo de ladrones. ¿Nombres? Sería inútil hacer un listado de todos ellos. Esa realidad no es ajena a nuestro distrito. Lo mismo sucede en aquí. Nos contaron la historia, cada uno de ellos, que amaban este pueblo y que querían “hacer obras” que favorezca a todo el pueblo, pero nunca sucedió lo dicho. Fue todo lo contrario.
Suscita honda preocupación que, en nuestro distrito, con una población pequeña de electores tengamos ocho (8) candidatos para la alcaldía. Ocho candidatos que, valgan verdades, no tienen un grupo de acompañantes en sus respectivas regidurías que tengan la capacidad intelectual, administrativa, gubernamental y, lo más importante, capacidad para la toma de decisiones (salvo algunas excepciones, a mi modo de ver).
El tiempo se acorta y las propuestas claras y precisas todavía no se han escuchado por parte de los candidatos, menos de los postulantes a una regiduría. Preocupa que a estas instancias muchas personas estén en una desinformación total acerca de los postulantes al sillón municipal, y que no cause un remezón en las mentes de los electores de nuestro distrito. ¿Qué hace que una persona pierda el interés por su pueblo? Podría ser la poca identificación y desinterés por las cuestiones políticas, económicas, sociales que acontecen en el distrito. ¿Quiénes son nuestras próximas autoridades? ¿Usted, se ha preguntado? ¿Sabe qué proyectos tienen para nuestro pueblo? Seguro sabe poco o, lo mas seguro, no se sabe nada.
Por favor, tómese unas horas. Reflexione. Piense a quién va dar su voto. Olvídese que el postulante – y los postulantes a las regidurías- es su amigo, hermano, primo. Lea las propuestas. Analice como piensan lograr sus objetivos los candidatos. Mire quienes van a ser sus regidores. Examínelos si van a ser competentes para estar cuatro años al frente de nuestro pueblo. Piensen en las prioridades que necesita usted y el ambiente que lo rodea. Vuelvo a pedírselo. Piense dos veces en los candidatos. Quizá un par de horas más de reflexión. Y, finalmente, antes de marcar algún símbolo de alguna agrupación: vuelva a pensar en su pueblo, sus vecinos, sus padres, su familia, sus hijos y, lo más importante en USTED.